El Palace ha
elevado el Jardín Diana a su azotea. De
un puro estilo clásico, romántico y noucentista con más de cincuenta especies
vegetales, pérgolas, fuentes, paseos, estanques y piscina. Inspirado en los
cromatismos y atmósferas del cuadro de Ramón Casas, Interior al aire libre, y
en el jardín de la Casa Cambó. Francés Cambó fue impulsor e inversor del Hotel
Ritz de Barcelona. El jardín Diana es un homenaje a Barcelona recreando sus
jardines más bellos.
El Jardín Diana,
magnífico proyecto creado por Joan Valls, director del Palace Barcelona. Josep
Boncompte, arquitecto y Antoni Falcón, paisajista y maestro jardinero,
embellece la azotea del Palace Barcelona. Ideado como un paseo para gozar de
los sentidos, tiene una vista panorámica de 360 grados del perfil de Barcelona
y de sus edificios más emblemáticos. Perfumes, luces, aires y colores envuelven
al visitante en un espacio mágico. Así mismo está dotado de un telescopio que
permite ver los últimos detalles de la cercana Sagrada Familia.
Su murmullo de
aguas brota de la Fuente de los Lirios de agua y de la Fuente de los nenúfares,
ambas con intensas rememoraciones románticas recreadas con antiguas piezas
desgastadas. Entre esos flujos románticos, la piscina se inspira en los baños
romanos existentes en el hotel. Todo lo resguarda un macizo arbustivo de tenues
gamas azules, verdes y grises. Y su paseo floral discurre bajo las pérgolas
Putxet, Glicinias, Sagrada Familia y Ciutadella. Son rincones intimistas entre
rosaledas, jazmines, azahares y flora aromática común del Mediterráneo.
La Pérgola
Ciutadella acoge plantas clásicas del Noucentisme, una colección de cítricos,
el cultivo de orquídeas del hotel y frutales exóticos. Envuelto por la
fragancia de naranjos, cerca se encuentra el Huerto mediterráneo, donde crecen
hortalizas y especies para la cocina con variedades autóctonas que se habían
perdido. Y el Jardín de los sentidos se dedica a plantas aromáticas y
culinarias.
La piscina se
fundamenta en los baños romanos existentes en el hotel. Realizada con mosaicos
clásicos, su cromatismo y los dibujos del fondo se han basado en los baños
concebidos por Cesar Ritz. Un tupido macizo de plantas arbustivas con tenues y
delicadas gamas azules, verdes y grises la separa y resguarda en lo alto de la
fachada de la calle Roger de Llúria.
Omnipresente, el
rumor y murmullo de sus aguas se
esparcen por fuentes y estanques. La escultura de Diana ornamentada con
jazmines, es un reflejo de la fuente escultórica del mismo nombre que hay en la
intersección entre la Gran Vía de les Corts Catalanes y la calle Roger de
Llúria, justo frente al Palace Barcelona.
El Winter Garden es
un jardín de interior con muebles de fundición recreando diseños antiguos junto
a butacas de bambú de los inicios del hotel. Las persianas alicantinas, típicas
de los patios del Eixample, son del mismo tono tenue que los toldos. Las
farolas y lámparas de estos rincones propicios a la ensoñación son de fundición
imitando las de los bulevares más elegantes de la ciudad. Luces invisibles
entre la vegetación emanan calidez y su color evoca el de la luz de gas.