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dimarts, 7 de juliol del 2015

EL HOTEL PALACE DA VIDA A DIANA, UN GRAN JARDÍN ROMÁNTICO EN SU AZOTEA


El Palace ha elevado el Jardín Diana a  su azotea. De un puro estilo clásico, romántico y noucentista con más de cincuenta especies vegetales, pérgolas, fuentes, paseos, estanques y piscina. Inspirado en los cromatismos y atmósferas del cuadro de Ramón Casas, Interior al aire libre, y en el jardín de la Casa Cambó. Francés Cambó fue impulsor e inversor del Hotel Ritz de Barcelona. El jardín Diana es un homenaje a Barcelona recreando sus jardines más bellos.

El Jardín Diana, magnífico proyecto creado por Joan Valls, director del Palace Barcelona. Josep Boncompte, arquitecto y Antoni Falcón, paisajista y maestro jardinero, embellece la azotea del Palace Barcelona. Ideado como un paseo para gozar de los sentidos, tiene una vista panorámica de 360 grados del perfil de Barcelona y de sus edificios más emblemáticos. Perfumes, luces, aires y colores envuelven al visitante en un espacio mágico. Así mismo está dotado de un telescopio que permite ver los últimos detalles de la cercana Sagrada Familia.

Su murmullo de aguas brota de la Fuente de los Lirios de agua y de la Fuente de los nenúfares, ambas con intensas rememoraciones románticas recreadas con antiguas piezas desgastadas. Entre esos flujos románticos, la piscina se inspira en los baños romanos existentes en el hotel. Todo lo resguarda un macizo arbustivo de tenues gamas azules, verdes y grises. Y su paseo floral discurre bajo las pérgolas Putxet, Glicinias, Sagrada Familia y Ciutadella. Son rincones intimistas entre rosaledas, jazmines, azahares y flora aromática común del Mediterráneo.

La Pérgola Ciutadella acoge plantas clásicas del Noucentisme, una colección de cítricos, el cultivo de orquídeas del hotel y frutales exóticos. Envuelto por la fragancia de naranjos, cerca se encuentra el Huerto mediterráneo, donde crecen hortalizas y especies para la cocina con variedades autóctonas que se habían perdido. Y el Jardín de los sentidos se dedica a plantas aromáticas y culinarias.

La piscina se fundamenta en los baños romanos existentes en el hotel. Realizada con mosaicos clásicos, su cromatismo y los dibujos del fondo se han basado en los baños concebidos por Cesar Ritz. Un tupido macizo de plantas arbustivas con tenues y delicadas gamas azules, verdes y grises la separa y resguarda en lo alto de la fachada de la calle Roger de Llúria.

Omnipresente, el rumor y murmullo de sus  aguas se esparcen por fuentes y estanques. La escultura de Diana ornamentada con jazmines, es un reflejo de la fuente escultórica del mismo nombre que hay en la intersección entre la Gran Vía de les Corts Catalanes y la calle Roger de Llúria, justo frente al Palace Barcelona.

El Winter Garden es un jardín de interior con muebles de fundición recreando diseños antiguos junto a butacas de bambú de los inicios del hotel. Las persianas alicantinas, típicas de los patios del Eixample, son del mismo tono tenue que los toldos. Las farolas y lámparas de estos rincones propicios a la ensoñación son de fundición imitando las de los bulevares más elegantes de la ciudad. Luces invisibles entre la vegetación emanan calidez y su color evoca el de la luz de gas.

El Jardín Diana marca un hito en la historia de la jardinería barcelonesa. Perfumes, aromas, luces, aires y colores configuran una atalaya espléndida y sensual sobre la ciudad. Radicalmente distinto al concepto de terraza de hotel, es botánico y mágico. Su sensualidad hechiza y la brisa marina esparce su embrujo. Con vistas únicas de la ciudad, y con toda la historia y estilo exquisito del Palace Barcelona se convierte en una experiencia única e irrepetible difícil de olvidar.